La pintura de Antonio Berni recoge elementos fundamentales de la pintura europea de finales del siglo diecinueve y principios del veinte y los incorpora a su visión argentina y por tanto nostálgica, dramática, o intensa de América, con la resultante de una pintura de gran madurez y sobriedad plástica muy en el espíritu de su lugar y de su época. Aunque nunca abandona la figuración, Berni sabe transformar de manera innovadora sus personajes más conspicuos y dotarles de inusitadas maneras, por ejemplo en la serie de los Monstruos de Berni, premiada en la Bienal de Venecia, en 1962.
Sutiles, y al mismo tiempo poderosos, los caracteres de Berni, Juanito Laguna y Ramona Montiel personifican la repetida y siempre asombrosa historia de la supervivencia humana de los niños en las grandes ciudades del mundo. El placer que se torna dolor, el dolor que se transforma en arte y en testimonio y ese desdén propio del tango, se manifiestan visualmente en estas series que presentará la Galería Annta en estos días. Los implacables monstruos sociales y sus víctimas preferidas, niños indefensos, son tomados por Berni para acercarnos a su mundo íntimo y esencialmente tierno.